Entre los dos y tres años, los niños entran en una etapa de negativismo que se caracteriza principalmente por retar constantemente la autoridad y los límites haciendo caso omiso a las recomendaciones, órdenes o peticiones de los adultos, negándose a realizar lo que se les pide e incluso haciendo pataletas o berrinches cuando se les niega algo. Esta etapa es un proceso normal del desarrollo y obedece a la necesidad de confirmación del “yo”. Los pequeños comienzan a darse cuenta que pueden ser autónomos en muchos aspectos de su vida (pueden comer solos, desplazarse de un lado a otro, alcanzan objetos por sí mismos, empiezan a vestirse sin ayuda, etc.) y de igual manera se percatan que pueden tomar decisiones, y encuentran en el “No” su arma más poderosa.
En esta etapa, hay dos puntos fundamentales que no debes perder de vista:
1.- Ayudar al niño a adquirir la construcción de una figura de autoridad sana. Esto es, darle al niño el mensaje de que existen reglas y límites claros y que se espera que él las cumpla. Para lograr esto, el primer paso es que en casa exista una rutina establecida con las actividades más importantes para el niño, como son hora de comida, de sueño, del baño, y de juego. Y por otro lado que existan reglas claras, sencillas, congruentes y eficaces que el niño pueda entender de manera adecuada. Es muy importante resaltar que la regla debe cumplirse siempre y no debe estar condicionada por el humor de mamá o papá ni por el llanto del niño. Considera que si la regla no es consistente puedes provocar en el niño confusión y en algún momento recibirá el mensaje que puede manipular la situación.
2.- Seguir promoviendo la autonomía del niño. Considerando que lo que los niños buscan al retar a la autoridad es demostrar su capacidad de tomar decisiones y confirmar su autonomía, entonces vemos que no es del todo malo que lo hagan, ya que esto les lleva a construir una auto-imagen adecuada. Pero es necesario fomentar esta capacidad en ellos sin que choque con la figura de autoridad que están construyendo. Para lograr esto, es necesario que permitas que el niño pueda tomar pequeñas decisiones importantes para él cada día. Permítele que sienta que tiene el control en ciertas cosas y/o momentos de su vida. Por ejemplo, es posible que decidan qué ropa se van a poner, qué actividad de juego realizarán, qué juguetes desean compartir y cuales no, por poner algunos ejemplos. Esto, al mismo tiempo que lo confirma como un pequeño que van creciendo en autonomía, le da el mensaje de que lo consideras capaz, que crees en él, y además le reduce el nivel de ansiedad al sentir que tiene el control de ciertas cosas.
- Nunca una regla debe condicionar los alimentos al niño. (“Si no recoges tu recámara, te quedas sin cenar”)
- En cuanto un niño actúe como se espera es importantísimo que le reconozcas verbalmente y valores el esfuerzo que hizo o el aprendizaje obtenido.
- Si tu hijo no actúa de la manera esperada no le debes condicionar el amor con frases como “así nadie te va a querer”. Tampoco debes dar adjetivos que descalifiquen al pequeño tales como “eres un sucio” “eres muy desobediente”. En su lugar debes calificar la acción que realizó y recordarle cómo es que esperas que lo haga.
- Cuando a ellos se les permita decidir algo, no debe ser una situación que marque lo que el adulto debe hacer. Siempre es el adulto quien decide por él mismo y por el niño. Las cosas que el niño decida deben de ser exclusivamente cosas que se relacionen únicamente con él.
- Al permitirle a un niño que decida, es recomendable reducir el universo de posibilidades a sólo 2 ó 3. por ejemplo, si va a decidir qué ponerse, es mejor dar dos o tres opciones a abrirle el closet entero. En algunos casos se vale que él elija algo fuera de esas opciones, pero se debe negociar.
- Valida siempre sus sentimientos de frustración o enojo por no obtener algo, pero hazle saber que así debe ser. Muéstrate firme pero amoroso.
- Cuando el niño pierda el control y caiga en un berrinche, la primera estrategia es ignorarlo hasta que recobre la calma y le puedas decir que eso es inaceptable, para hablar con él debe estar tranquilo.
Es muy importante que los niños sientan seguridad y confianza con quienes los cuidan, padre, madre, abuelos y maestros. Parte de esta seguridad se crea con las rutinas ya que con ellas se crean hábitos. El hecho de que un pequeño ocasionalmente no cumpla con lo que un adulto pide es lo esperado en esta edad, sin embargo, si por el contrario, el niño presenta actitud desafiante la mayor parte del tiempo o sucede que en casa es “terrible” y en la escuela es “un santo” (o viceversa), vale la pena revisar de qué manera se están poniendo las normas y los límites en el lugar donde el niño se muestra en una faceta de rebeldía. Es muy importante que observes al pequeño sin sentir culpa o ansiedad y tratar de implementar estrategias que permitan que la convivencia diaria siga siendo nutridora para todos.
RosaMary Rodríguez Piana
Coach de Vida y Asesor de Crianza