martes, 29 de octubre de 2013


Clases extracurriculares


 

Ballet, natación, piano, pintura, gimnasia, tarea y apoyo en matemáticas…  Así de basta suele ser la agenda vespertina de los niños hoy en día. Los papás nos ocupamos en buscar actividades culturales y deportivas que amplíen  las habilidades de los niños y… que los entretengan!!! De modo que ellos están tan ocupados que a nosotros sólo nos queda fungir como sus choferes. ¿Esto realmente les beneficia, o al contrario?
Desde mi punto de vista, la intención de los papás es siempre buena. Una actividad artística o deportiva puede permitirnos aportar mucho al desarrollo físico y emocional de un pequeño, incluso es una manera de descubrir sus talentos y los quehaceres que le apasionan. Sin embargo, también puede volverse una pesadilla que lejos de darle a los niños abono para su crecimiento, les somete a estrés y ansiedad.
¿Cuándo deja de ser algo positivo? La respuesta es simple. Cuando el niño no lo disfruta y es obligado a cumplir con una actividad extra-curricular para alcanzar las expectativas de sus padres, del medio o por una costumbre familiar. Por ejemplo: En casa todos tocan piano, por lo que al niño nadie le preguntó si deseaba aprenderlo. Una clase extraescolar debe ser una actividad que los niños gocen enormemente, donde se sientan exitosos y que contribuya a elevar su autoestima. No tiene caso forzar a un niño, cuya inclinación es claramente intelectual, a jugar futbol y además, exigirle ser el goleador del equipo, so pena de que papá se sienta muy decepcionado si no lo hace. Es verdad, que todos los niños necesitan hacer ejercicio, y realizar deporte es parte de una educación integral en salud. Sin embargo, es sumamente importante no perder el piso y dejar claro cuáles son los objetivos de esa actividad: mantener la salud o desarrollar un talento. Teniendo esto claro, no habrá decepciones para nadie, y sobre todo, no atropellaremos la autoestima de nuestro hijo.
Para elegir una actividad extraescolar es indispensable tomar en cuenta los gustos, preferencias y habilidades de tu hijo. Por ejemplo, si desde tu punto de vista, es absolutamente indispensable que practique un deporte, toma en cuenta sus preferencias y su personalidad. Pero tampoco pierdas de vista que para ejercitarse, siempre están la bicicleta, los patines y correr en un parque. Esto debe estar por encima de tu afición al golf o al karate.
Nunca esperes que tu hijo sea la estrella que tú deseaste ser y que la falta de oportunidades truncó. Ellos no son una fábrica de sueños. No lo olvides. Ellos tienen sus propios sueños que merecen ser impulsados, aunque difieran de los tuyos.
Como parte de una disciplina es importante que los niños concluyan lo que empezaron. Primero, es recomendable darles la oportunidad de tomar cuantas “clases muestra” sean necesarias hasta que encuentre la actividad con la que desea comprometerse. Durante este período de prueba explícale que esperas que al elegir, se comprometa por algún tiempo, y que no será posible dejar de asistir sin razón alguna. Un período mínimo adecuado puede ser un año escolar o un semestre, dependiendo de la actividad.
Es importante, no confundir las actividades extraescolares con los apoyos necesarios para el desarrollo del niño, como pueden ser terapias de lenguaje, visuales o un apoyo académico cuando el atraso es importante. En estos casos, el apoyo debe ser prioritario y estar por encima de las actividades recreativas y culturales. Es muy importante superar cualquier tropiezo en el desarrollo del niño, para que logre alcanzar su máximo potencial.
En resúmen, una actividad extraescolar será benéfica para el niño siempre que le aporte gozo, diversión, realización, deseos de superación, que abone a su autoestima y sobre todo, que no invada su tiempo de ser niño, de jugar e incluso de aburrirse para con ello dar rienda suelta a su creatividad.
 
Rosamary Rodríguez Piana
Coach de Vida y Asesora de Crianza
 


martes, 16 de abril de 2013

¿Es hora de dejar el pañal?

Muchas veces las mamás decidimos que es momento de que nuestros bebés dejen el pañal. Las razones que nos llevan a tomar esta decisión son muchas y muy variadas: nuestro hijo mayor lo hizo a esa edad, el primito ya dejó el pañal, ya va a entrar al kínder, la abuelita dice que ya es demasiado grande para seguir usándolo o simplemente estamos cansadas de cargar la pañalera. Y entonces, iniciamos en este proceso pensando que basta con haber tomado la decisión, ser muy firmes y muy dedicados.
¡Nada más alejado de la realidad!
El control de esfínteres es un proceso único y diferente en cada niño, y para iniciarlo es indispensable que el niño esté listo para hacerlo. Esto es, que fisiológicamente exista la maduración neurológica necesaria que establezca las bases para hacerlo. El hecho de que un bebé de cuatro meses tenga sus piernas y pies sanos, no significa que esté listo para caminar, de la misma manera, un niño de 2 añitos no necesariamente está listo para dejar el pañal. Cada pequeño tiene tiempos distintos de maduración en todas sus áreas de desarrollo, y es importante que los papás estemos atentos a ver las señales que indican que están listos para intentarlo.
Los niños pasan por tres etapas principalmente antes de dejar el pañal, éstas son:
1.     Se da cuenta que tiene sucio el pañal y se incomoda. En esta etapa, después de que el pequeño ensució su pañal te pide que lo cambies porque ya le desagrada la sensación que le produce el pañal sucio.
2.    Se da cuenta justo en el momento en que está haciendo pipí y te avisa. Es común intentar empezar a dejar el pañal desde las primeras veces que el niño avisa que está haciendo pipí. Iniciarlo aquí es un poco apresurado en algunos casos, vale más dejarle explorar esta etapa y reforzar cuando él avise y le digas “¡Estás haciendo pipí, muy bien! avísame al terminar para que te cambie”
3.    Avisa momentos antes que necesita ir al baño. Esta es la última etapa y es el momento adecuado para empezar a motivar al niño a que deje el pañal. No olvides que cuando te avisa, cuentas con un espacio muy breve de tiempo para llegar al baño sin que haya fugas.

Una vez que tu hijo ha pasado por estas etapas y se encuentra listo para iniciar el proceso de dejar el pañal, es indispensable que te llenes de paciencia y que tengas en cuenta que no en todos los casos se logra de una manera rápida y sin problemas. Ayúdalo con cuentos que hablen acerca del momento de ir al baño, y con inodoro de su tamaño o bien, con un reductor que adapte el de adultos para el uso de un niño. Platica con él acerca de los calzones de tela y cerciórate de que esté seguro de que entiende lo que sucederá cuando ya no tenga el pañal desechable. 

Lo que no debes perder de vista cuando inicien el proceso:
-      Lleva a tu pequeño cada 30 minutos al baño, no importa si hace o no, lo importante es ayudarlo a no tener accidentes y de esta manera mantenerlo motivado. Es recomendable que no le preguntes si desea ir al baño, recuerda que apenas está empezando a identificar cuando su cerebro emite la señal al esfínter, y que si se encuentra en una actividad que le agrade o le distraiga, es común que no lo note.
-      Ante un accidente evita reprenderlo, o decirle que es un niño sucio. Recuerda que lo esperado es tener accidentes y que deberás actuar con paciencia, haciéndole sentir que no ha pasado algo grave y que con solo limpiar se soluciona. Anímalo diciéndole que con seguridad, la próxima vez lo hará mucho mejor.
-      Evita agregarle una connotación emocional al hecho de ir al baño, manten este logro en el lugar al que pertenece, es decir, esto sólo es una consecuencia lógica de que tu hijo está madurando, pero no lo hace mejor ni peor niño. No uses frases como: “estoy muy feliz de que hayas usado el baño”, “si vuelves a hacerte en los calzones me voy a poner muy triste”, “estoy muy enojada porque no me avisaste”, estas frases dan al niño el mensaje de que ir al baño logra modificar los estados emocionales en ti y esto no es sano para él ni para la relación entre ustedes.
-      Retirar el pañal nocturno, generalmente es un momento diferente y posterior al de retirar el uso del  pañal diurno.

Si después de haberlo intentado resulta que en realidad tu hijo no estaba listo, no trates de insistir más de la cuenta, ya que esto solo logrará que le tome una aversión desmedida a usar el baño, en ningún momento debe volverse una situación traumática ni una lucha de poderes.  Es más conveniente platicar con él, decirle que no es un buen momento y regresar al uso del pañal. Con toda seguridad, cuando el momento sea verdaderamente el adecuado, todo resultará más natural. Sólo no pierdas de vista que intentarlo y regresar al pañal más de una vez no es conveniente.
Por último, no olvides que las referencias que los niños se forman respecto a sus genitales y todo lo que tiene que ver con ellos, forma parte también del concepto que van integrando respecto a su sexualidad, es por ello que el tema de control de esfínteres debe ser tratado con mucho respeto hacia el niño para que logre asociar todo esto como parte de su naturaleza y su proceso de desarrollo siga siendo sano en todos sentidos.

 Rosamary Rodríguez Piana
Asesor de crianza y Life Coach