lunes, 24 de abril de 2017

La importancia de ser una Mamá Plena

Es muy frecuente escuchar a las mujeres hablar del cambio de vida que experimentan a partir de que son madres, comparaciones que se refieren a lo que era “mi vida antes y después de ser mamá”. Y vaya que es un parteaguas para la vida de cualquiera. Darse a la tarea de ayudar a una nueva vida a forjarse, conocer el amor incondicional, el instinto de proteger a otro ser humano y sentir el corazón latir fuera del propio cuerpo son cosas que solamente quien ha sido madre puede sentir. El orden en la lista de prioridades cambia drásticamente.
Sin embargo, muchas veces este cambio en nuestra vida va aparejado con algo que algunas consideran casi obligatorio para cumplir bien el rol de ser mamá: renunciar a sus propios sueños, o en el mejor de los casos, dejarlos en pausa. Las aspiraciones profesionales, el crecimiento personal, profesional y social, pasan a un peligroso segundo, tercer o cuarto plano. Si bien es cierto que las prioridades cambian, las necesidades no desaparecen. Al inicio estaremos muy ocupadas en encontrar un nuevo orden, en administrar tiempos y desde luego, en descubrirnos como mamás. Pero, es sumamente importante no olvidar que este bebé ha llegado para adaptarse a un mundo que ya es, y no es el mundo el que debe adaptarse a él. Y esto aplica también para los roles que la mamá desempeñaba antes de su llegada.
Dejar en el olvido las metas y sueños que tenías antes de ser mamá cobrará una factura demasiado alta casi sin que te des cuenta. ¿Te interesa que tu hijo logre desarrollar autonomía, que tenga una correcta imagen de sí mismo, que se sienta capaz, que sea feliz? Bueno, nadie puede ofrecer aquello que no tiene, ni podría favorecer que florezca en los demás algo que no cultiva en sí mismo. Así como sabemos que el ejemplo arrastra en hábitos cotidianos como el ejercicio y la buena alimentación, de igual forma el ejemplo es la mejor vía para demostrarle a los hijos que los sueños se persiguen, que nadie tiene derecho a impedirte busques lo que crees que te da plenitud y sobre todo, que el desarrollo de tu Ser, es un encargo que sólo te corresponde a ti mismo.
Una mamá, antes de ser mamá, es un individuo con necesidades propias, que además ha asumido la enorme tarea de ayudar a una vida a formarse. 
No es para nada sencillo combinar la labor de ser mamá con el seguirte haciendo cargo de ti, pero vale la pena equivocarse una y mil veces en la búsqueda de balancear estas tareas. Mantenerse inmóvil representará un riesgo altísimo de vivir en frustración y con una sensación de enorme vacío que no sólo te hará daño a ti, sino también a tu pequeño, a quien inconscientemente puedes hacerlo “responsable” de no sentirte plena.
Busca el equilibrio, no importa cuantas veces debas re-organizarte, no renunciar a buscar la plenitud, cómo sea que tú la concibas, te hará recorrer un camino de gozo y satisfacción, pero,  sobre todo, sabrás que estás dando a tu hijo el testimonio de que la vida es una, es suya,  y que vale la pena bailar con su propia música. 





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